Mónica vino a mi consulta y me contó que hacía años que la ansiedad la dominaba, y cada vez iba a más.
Ataques de pánico, pensamientos intrusivos, miedo constante…
Afectaba todas las áreas de su vida: trabajo, relaciones, incluso actividades cotidianas como salir a la calle.
Muchos días no salía a comprar porque tenía la ansiedad. Comía lo que tenía en casa, nada equilibrado ni nutritivo.
La ansiedad tocaba todas las áreas de su vida por no poder vivirla con normalidad. Había adelgazado más de 10 kilos y estaba en los huesos.
Muchos días había faltado al trabajo, e incluso con baja médica la habían despedido por faltar tanto.
Llena de desesperanza decidió buscar ayuda profesional.
Al principio, le costaba abrirse y hablar de sus problemas. Sin embargo, poco a poco y con mi ayuda, fue aprendiendo a identificar sus patrones de pensamiento ansioso y a desarrollar estrategias para afrontarlos.
En terapia practicamos técnicas de respiración profunda y relajación muscular.
También le enseñé a reestructurar sus pensamientos negativos y a desarrollar una mayor confianza en sí misma.
El camino no fue fácil, pero con el tiempo y el esfuerzo, Mónica comenzó a notar una gran mejoría.
Los ataques de pánico se hicieron menos frecuentes, sus pensamientos intrusivos ya no tenían tanto poder sobre ella y pudo retomar las actividades que antes tanto disfrutaba.
Hoy en día, Mónica se considera una persona libre de ansiedad.
Ha aprendido a gestionar sus emociones y a vivir una vida plena y feliz.
Su historia es un recordatorio de que la ansiedad no tiene que controlarnos.
Con la ayuda adecuada, es posible superarla y vivir una vida sin miedos.
Su historia es una fuente de inspiración y esperanza para quienes luchan contra este problema. Nos demuestra que no estamos solos y que es posible salir victoriosos.
Si estás luchando contra la ansiedad, te animo a que te trates con un profesional.
Puedo guiarte en el camino hacia la recuperación y ayudarte a vivir una vida sin ansiedad.